miércoles, 4 de febrero de 2009

Ya basta

Noticia en El Pais: "Una asociación recoge firmas para liberar a la elefanta Susi del Zoo de Barcelona. La organización teme por su vida porque el ejemplar está solo y podría morir de tristeza"

Esto es solo una muestra de lo que supone para los animales salvajes estar en cautividad.
Recuerdo de pequeña, una visita al zoo, una pantera negra, su único objetivo era pasearse de un lado a otro de su jaula con una angustia en su mirada espantosa, solo tenía 5 años, me habían contado que en los zoológicos cuidan y protegen a los animales, pero yo solo veía tristeza.
Solo una vez más volví a un zoo, hace unos años y volví a sentir la pesadumbre del cautiverio sin sentido reflejada en los ojos de un delfín.

Que esperar de una humanidad que trafica con sus propios congéneres?
Un pequeño recuerdo de una grandísima ignominia:
Desde Uruguay, hacia el 1883, los últimos indios charrúas fueron llevados a Paris.
Sus nombres eran Senaqué, Tacuavé, Vaimaca Perú y Guyunusa.
La intención del viaje sin vuelta: estudiarlos y exibirlos como al defín y la pantera.

Así, que esperar de los hombres?
Si el hombre en un monstruo para con el hombre, que esperanza le quedan a los animales, a los indigenas, a la Tierra?
Los animales no son adornos, no estan para nuestro servicio, para nuestra diversión, nuestro deber es protegerlos empezando por protegerlos de la propia raza humana.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Ay Tusuri.. espero equivocarme, pero esta es una de las cosas que me hacen pensar que este, es nuetro principio del fin. Hemos perdido ese contacto con la naturaleza que nos hace formar parte de ella, nos hemos despojado de, lo único que nos hacía animales, esa palabra tan devaluada por el ser humano a lo largo de sus años de vida.. y que nos queda? nuestra "inteligencia"... a mi al menos, la esperanza de sentir que hay personas que como tú, aman y respetan a sus semejantes

Laura dijo...

Lo se peque, somos muchos que aún nos sentimos ANIMALES, pero es tan grande la barbarie... pero si, tengo esperanza, aunque a veces te pilla de bajón y casi deseo un enorme cataclismo planetario para que Gea vomite todo lo que le sobra, nosotros.